EMOCIÓN ARTIFICIAL

2024. Imágenes digitales


Las emociones son probablemente la única forma de rebeldía que nos queda. Sentir, amar, son comportamientos cada vez más clandestinos, desaprobados por la corrección y el buen convivir. Vivimos en una época donde la corrección política ha elevado muros alrededor de la libertad de expresión, limitando lo que podemos decir, sentir y hasta soñar. Una nueva Inquisición para las brujas de la cultura. La felicidad, tan anticuada, sólo tiene sentido desde un onanismo racional. El amor, si no es el propio, se ha convertido en un acto casi subversivo, mal visto por una sociedad que exige que todo esté justificado, encajado dentro de moldes en linea y aprobado por el consenso de la opinión pública, todo con un sentido muy democrático. 

La espontaneidad se desvanece bajo el peso de la necesidad de no ofender, de no romper con la cómoda armonía del respeto. Vivimos una realidad donde lo más profundo se queda en el fondo, y la rebeldía más inmediata se encuentra en mantener silencio frente a los guardianes.

Mientras, las computadoras nos muestran certeramente lo que pensamos de forma global. La Inteligencia Artificial ha hecho posible, con algunos filtros eso sí, un pensamiento adecuado y preciso, casi perfecto. ¿La Emoción Artificial que nos espera será también tan excitante, tan emotiva, tan placentera, y sobre todo tan eficaz?