EMISIONES PELIGROSAS

Emisión codificada, 2004. Caja de luz. 

La fotografía, definida también en el siglo XIX como “espejo con memoria” se presta, como ninguna otra técnica, al juego de espejos. En ella existe un cisma entre el sujeto que percibe y la imagen que le devuelve la mirada, ya que ésta es la percibida desde el punto de vista de otro. En el fotomontaje este aspecto se acentúa ya que, como en ese juego de espejos, una imagen única se compone a partir de la multiplicidad de facetas. 

Toda la intención de Montoya desfila pues por estos caminos ente el emisor, la imagen y la recepción. Un emisor que declaradamente condiciona la veracidad de su mensaje; una imagen que está alterada en correspondencia con la intención del que la procesa y un receptor que es un sujeto pasivo que es necesario activar para que sea consciente de la manipulación a la que está siendo sometido. Pero a ello hay que añadirle la trasformación que se produce en virtud del filtro de la obra de arte: el artista es aquí el emisor, que produce –y manipula una imagen que es su obra, y que va dirigida a un espectador, que aunque esté en un ámbito de exposición, llega consigo toda la carga de consumidor pasivo de imágenes de los media. ¿Cómo debe entender el espectador de arte esta nueva proposición de imágenes intencionadas? 

Sobre estas cuestiones se derivan asuntos como el de la naturaleza de lo real, la codificación de la imagen, el contraste entre la fantasía del deseo y la empatía con la tragedia, y, en general, con el andamiaje figurativo y emocional que se agazapa tras toda representación.

 

Carlos Jover

Maniobras disuasorias contra la manipulación


Basado en hechos reales, 2002-04