Desde la realidad, a través de la publicidad, de los medios de comunicación, de los políticos… parece que nos están contando un cuento. Un cuento maravilloso, con malvados a los que combatir, paraísos que conquistar, princesas y príncipes a los que seducir y finales felices de diseño. Los mensajes no son muy poéticos, ni parecen demasiado estudiados. Lo importante es el énfasis con el que se expresan y el decorado que los rodea.

¿Y los más niños como viven esta situación?  Los hábitos sociales que perciben, la información que les llega, son su mundo. Los niños imitan a sus padres en sus juegos. Juegan a trabajar. Juegan al éxito. Juegan a las tecnologías. De alguna manera el juego es una caricatura de nuestra realidad.

En esta historia, a partir de una situación doméstica sencilla con una niña y su padre como protagonistas, se tratarán temas como las relaciones familiares de hoy, las actuales estrategias políticas y publicitarias, el impacto de la crisis, la corrupción, las nuevas tecnologías, la reivindicación del feminismo, las nuevas formas de comunicación… Temas todos presentados sin disonancia, haciéndolos parte de la cotidianeidad. Los impactos de las cosas que acontecen mantienen despierta nuestra atención dentro de la rutina diaria.

Nuestra protagonista, Sara, es una niña actual, una Mafalda del siglo XXI que nos sorprende con su manera de expresar la realidad que le rodea. No es la niña dulzona y sentimental de las clásicas historias infantiles. Es lista, un tanto rebelde y practica la travesura experimental. Su fantasía está al límite, entre una realidad que no comprende del todo y un mundo de ilusiones que se hace infinito en su cabeza. Ella es el centro de un universo que empieza en su habitación, entre sus juguetes y sus cosas, y se extiende más allá de donde ella misma puede imaginar. Su padre, un hombre en la sombra del poder y con falta de inspiración, contemplará como su hija tiene más que decirle de lo que esperaba. Una historia para pensar, para reír, para hacernos ver la realidad otra vez.