DESTINO Y MENTIRA

2001. Exposición en la Galería Ángel Romero de Madrid. 

Millones de personas imitan los modelos que nos proponen los medios para hacer de sus vidas una historia memorable. El mito de cenicienta tiene aquí una actualización personalizada. Los hechizos están al alcance de cualquiera por un precio razonable y democrático, porque todos lo valemos.

Montoya acometa la belleza partiendo de modelos clásicos que sin duda inspiran los nuevos cuerpos anabolizados. La belleza aparece así con sus dos caras, por un lado la del ideal de los sentidos y el placer y por otro la fabricación quimérica como espejo-espejito de las vanidades y ambiciones. Esta doble cara se pone más de manifiesto en su obra con la aparición de los primeros trabajos con imagen oculta. Estas obras proponen un juego óptico por medio del cual a través de un filtro de color podemos descubrir una visión que anula la primera que vimos a simple vista. Esta fórmula le permite al artista crear un “espíritu” a la imagen, una realidad subliminal que una vez desvelada permanecerá en nuestra conciencia como un espectro insistente.

El paralelismo de realidades también queda de manifiesto en la serie “Cenicientas” donde se presentan dos revistas reales que podemos encontrar en los kioscos protagonizadas por la misma persona, generalmente una mujer, mostrando un papel opuesto en cada una de ellas, entre contenidos sociales y pornográficos, y confundiéndonos sobre la veracidad de las dos.

Daniel Casagrande

Simulacros del Éxtasis

Serie Cenicienta, 2001 

El Consuelo es ser Irreal, 2001