AMOR DE FUEGO

1991. Exposición en Galería Ángel Romero, Madrid. 

“Los reyes se afeitan solos”, observa Barthes mientras descubre que la renuncia de los monarcas de hoy al privilegio que exhibían los de ayer de que un criado los afeitara, logra convertir en trascendente un anónimo e innumerable gasto cotidiano. Y lo que es más sutil y al tiempo más poderoso: logra reafirmar como trascendente a quien es capaz de desencadenar esta prodigiosa alquimia. Los nuevos ricos que se asoman al Hola quieren compartir con los reyes su capacidad de hacer gestos trascendentes, y los lectores comunes quedan maravillados al descubrir que, a pesar de las diferencias y las jerarquías, aun los más excepcionales comparten con ellos algo del gris de la vida. El prestidigitador deslumbrante y el anónimo carnicero se confunden porque ponen sobre la mesa la misma liebre. 

Todos estos asuntos se me han venido a la cabeza viendo la exposición Amor de fuego, realizada en la galería Angel Romero, de Madrid, por el joven artista Isaac Montoya. La exposición es un conjunto articulado de medios y propósito. Los medios son los fotomurales de la planta baja, los cuadros colgados en las paredes del sótano de la galería y el catálogo que calca el diseño y el estilo periodístico del Hola, aunque su título sea ¡Ole! Y su contenido se reduzca a una y extensa entrevista a Isaac Montoya, la “bella artista” que “vuelva a España a estrenar su última obra”. El propósito de este conjunto es evidente aun para quienes son insensibles a la ironía: duplicar el Hola y sus estrategias para producir un efecto inquietante. Un texto afirma: “Si no eres el número uno, no eres nadie.” Otro: “El amor es el sentimiento más hermoso, sin el que no se puede vivir con una mediana decencia.” Y aunque son prácticamente iguales a los de la revista en cuestión, suenan de pronto extraños. Quizá sea por las fotos que les acompañan. Representan a Isa Montoya, “una artista famosa” que, sin embargo, no ha figurado nunca en radio o televisión. ¿Qué es entonces? No parece un fantasma, porque la poderosa retórica lingüística y visual del Hola le dota de todos los atributos de la realidad. ¿Un engaño? No, el espacio de la galería en la que, como si fueran cuadros, cuelgan sus potentes fotografías convierte en arte sus imágenes. Y el arte, aun cuando ilusorio, no engaña: antes de engañar anuncia el engaño. ¿Quién es entonces esta Isa Montoya, en la que un buen fisonomista puede descubrir al propio Isaac Montoya travestido?

 

Carlos Jiménez

Revista Lápiz

El diseño y creación de la exitosa artista Isa Montoya ilustra una realidad inalcanzable y a la vez familiar, de revistas del corazón y grandes titulares. “Si no eres número uno, no eres nadie”, “Sin amor seríamos como los animales” y otras muchas declaraciones de Isa Montoya nos hablan de una nueva aristocracia, la del éxito. Ese que permite a un pequeño grupo de nuevos nobles ejercer una influencia didáctica sobre nosotros.

Isa Montoya se presenta como mujer triunfadora, elegante, sexy, defensora de los valores de la mayoría, del amor sobre todo. Y dedicada al arte en un sentido amplio, nada elitista, cercano al pueblo. Arte extrovertido y de consumo. Todo ello desarrollado a través del formato de las revistas del corazón, como parte de ese juego de la comunicación que posibilita por medio de sus difusores dar forma a nuestros sueños haciendo un seguimiento de la vida de los famosos.

Isaac Montoya recrea con su “arte” esta realidad y muestra sus tácticas, que se hacen aún más inquietantes cuando en los rasgos del personaje se adivinan los del propio artista travestido. Todo para protagonizar una parodia posible y creíble, como las que la propia realidad nos propone.

 

Daniel Casagrande

Simulacros del Éxtasis